En el
mes de noviembre, y a raíz de la exposición “Steampunk, futuros que nunca
fueron”, me solicitaron realizase un taller de dos horas para la creación de
Rayguns para niños. Aunque se tenía intención de realizar otra para adultos,
esta última no se realizó, por motivos externos al tallerista.
Para
este segundo taller, para adultos, se realñizó la rayguen en dos horas que se
puede ver en el artículo Raygun para taller del Miba
Este taller
para los niños, lo principal era que viesen que con lo poco que podían tener,
con materiales reciclados y con mucha imaginación, se podían hacer autenticas
maravillas, en este caso armas ficticias de rayos.
Lo
primero que se hizo fue que tomaran contacto con este material de reciclado y
que escogiesen el tipo de botellas que quisiesen ya que sería la base del
cuerpo de las Rayguns.
Una vez
escogido el material para sus armas, se pasó a la fase de diseño y montaje
Como
suelo considerar siempre, más por experiencia que por alguna norma escrita, los menores de 14 años no deben usar cuchillas
sin autorización de sus tutores, procedía a realizar yo los cortes, allí donde
los alumnos me indicaban querían el mango del arma, que este era enganchado con
cola térmica, también usada por mi por el mismo motivo indicado anteriormente,
para evitar accidentes por desconocer los peligros que pueden conllevar este
tipo de herramientas.
Tal como
me iban diciendo donde enganchar y donde cortar, al final se empezaba a ver el
diseño que cada uno de los pequeños alumnos, pero de gran imaginación, había
creado en sus mentes.
Todo el
taller siempre estuvieron presentes los padres de los niños, los cuales comprobaron,
muy satisfechos, de la gran imaginación de sus infantes.
Llegado
ya el punto en el que la forma básica de las armas ya estaban creadas, fue
cuando saqué lo que yo denomino, “mi cobre de los tesoros”, una caja de
herramientas llena de piezas que, como todo buen maquetista, posee de alguna
manera, con cantidades variables, en la que vamos guardando todo aquello que
cae en nuestras manos y que creemos que “podrían” ser susceptibles de ser
usados “en algún momento” (trozos de juguetes rotos, piezas de antiguas
maquetas, elementos de plástico que podemos ver en la calle tirados, cualquier
cosa de uso cotidiano que por su forma podemos considerarlo como candidato a
este cajón,…).
Y si
hasta ese momento los muchachitos estaban algo tímidos, en ese momento la
timidez desapareció y desparramaron todo el contenido sobre la mesa de trabajo
y empezaron a elegir piezas para añadir a su arma, para darle ya esa forma
definitiva que en su gran imaginación habían concebido.
Pero no sólo los niños disfrutaron con este cajón de los tesoros, algunos de los padres, viendo la cara de disfrute de sus retoños, también se lanzaron sobre él como un niño más, para colaborar en las creaciones de los suyos.
Una vez
elegidos los nuevos elementos, se vuelve a proceder a cortar y enganchar allí
donde los pequeños creadores me indicaban.
Y si antes la forma general ya estaba bien definida, ahora con los detalles, se podían ver cual era la forma definitiva de cada una de las Rayguns. Incluso descubrieron nuevas utilidades para elementos de uso cotidiano.
Una vez ya montadas todas las piezas en las pistolas de rayos, se procede ha pintar una capa de imprimación negra, para homogeneizar todo lo añadido y que, al ser todo de un único color, pueda verse claramente la forma definitiva del arma.
Al final, con las armas creadas e imprimadas de negro, los niños, más felices que si se hubiesen regalado una consola de video juegos, empezaron a jugar y posar para las fotos. Ya sólo faltaba que en casa las pintasen con los colores y tonos que deseasen.
Saludos.
Salva
Rosselló
NOTAS:
- Por temas legales sobre la protección del menos, se ha optado por distorsional
la cara de los infantes.
Fotografías:
- Realizadas Por Victor del grupo fotográfico ZÔ3 de Barcelona.
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